18 Mayo, 2023
La percusión nos transporta a nuestro yo más primitivo, activa en nuestro cerebro los mismos mecanismos que nuestros ancestros utilizaron cuando nació la música. Porque es una verdad antropológica incuestionable que la música nació con la percusión. Desde entonces este arte no ha parado de evolucionar, incorporando nuevos instrumentos y nuevas técnicas que lo transforman en uno de los pilares de la música contemporánea. En el ciclo Piñata no podíamos olvidarnos de este sonido, por eso para nuestro próximo incorporamos tres artistas de primera línea y que engrandecen el concepto percusión:
Kassa Overall es una de las estrellas que más rápido ha ascendido de la legendaria escena de jazz de la ciudad de Nueva York. Este artista cuyo estilo autodenomina “jazz de mochila”, fusiona la praxis de la improvisación de vanguardia con técnicas de producción de hip-hop, como bien muestra en su último álbum, I THINK I’M GOOD, publicado en Brownswood Recordings de Gilles Peterson en febrero de 2020.
Tras el aclamado Go Get Ice Cream and Listen to Jazz (2019), I THINK I’M GOOD inclina el nexo del jazz y el hip-hop en direcciones aún más extrañas e inesperadas, reflejando su formación musical panorámica, desde Joan Baez al G-Funk de la Costa Oeste hasta los sonidos de la vanguardia neoyorquina. Overall lleva dos décadas trabajando en la vanguardia del jazz, realizando giras y grabaciones como batería acompañante de artistas tan variados como Geri Allen, Steve Coleman, Francis and the Lights o Yoko Ono.
Su trabajo como productor puede escucharse en álbumes de Theo Croker, Arto Lindsay y Das Racist, además de participar como MC y DJ en el último proyecto de la batería Terri Lyne Carrington. Criado en Seattle, Overall estudió en el Garfield High School, el alma mater de Quincy Jones y Jimi Hendrix y se licenció en el Conservatorio de Música de Oberlin.
Makaya McCraven es un prolífico baterista, compositor y productor. Su último álbum, In These Times, es el final triunfal de un proyecto que lleva más de siete años gestándose. Es una adición preeminente a su ya aclamada y extensa discografía, y es el álbum que ha estado intentando hacer desde que empezó a grabar discos.
McCraven cree que la palabra “jazz” es “insuficiente, en el mejor de los casos, para describir el fenómeno que nos ocupa”. El artista, que ha sido calificado acertadamente de “sintetizador cultural”, tiene un don único para colapsar el espacio, destruir fronteras y mezclar pasado, presente y futuro en arreglos politextuales de música folk del siglo XXI postgenérica y enraizada en el jazz.
Según el New York Times, “McCraven se ha convertido silenciosamente en uno de los mejores argumentos a favor de la vitalidad del jazz”. El artista explicó a NPR en 2019: “No creo que lo que estoy haciendo esté necesariamente tan lejos del legado del jazz en el que crecí (…). Creo que una de las cosas que le da fuerza es que la gente quiere discutir sobre ello. Es una buena señal. Significa que hay vida aquí”.
William C. Cobham nació en 1944 en Panamá, donde se aficionó a la percusión viendo tocar a su primo. A los tres años, su familia se trasladó a Nueva York y a los ocho Billy debutó en la percusión con su padre. Durante su infancia, Billy tocó en los St. Catherine’s Queensmen de la High School of Music and Art. Tras graduarse, trabajó como percusionista en la banda nacional del ejército de EE.UU, después tocó como batería en la banda del pianista Horace Silver y recorrió Estados Unidos con él durante los últimos años de la década de 1960. Después se marchó para formar parte del conjunto de fusión de Miles Davis, donde se le puede escuchar en clásicos de Davis como “Like-Evil” y “A Tribute to Jack Johnson”. Con el tiempo, Cobham se separó del grupo de Davis para trabajar con la Mahavishnu Orchestra, donde pudo seguir explorando su técnica y su estilo de fusión, que influyó en muchos artistas durante años.
Tras decidir separarse de la Orquesta, Cobham formó su propia banda, Spectrum, y firmó con Atlantic Records. El álbum de debut de Spectrum incluía una mezcla de jazz, funk y rock que permitió a Cobham seguir experimentando con la percusión. En 1975, Cobham publicó “A Funky Thide of Sings”, pasando a dedicarse exclusivamente al jazz comercial. En 1977, Cobham abandonó Atlantic y firmó con el sello CBS, lo que le permitió alcanzar el éxito comercial que siempre había deseado. Cobham se centró en sus oportunidades como batería de sesión y en otras oportunidades paralelas tras dejar CBS, como tocar la batería para el proyecto paralelo de Grateful Dead, Bobby & the Midnites. En 1988, Cobham ayudó a fundar un grupo llamado “Jazz is Dead”, que retomaba la música de Grateful Dead con iteraciones de jazz. En 2001, la revista Modern Drummer nombró a Cobham uno de los 25 bateristas más influyentes, por su innegable talento y por abrir el camino a los futuros bateristas cambiando la forma de montar la percusión, de tocarla y de disfrutarla.